sábado, 24 de julio de 2010

Niñez


Una ventanita azul en medio de un campo desierto de humanos. La arañita y yo caminamos crujiendo el suelo, y aplastando hormigas. Yo se que voy, y ella sabe cómo llegar. De mano derecha declina un mar de olores amarillos, a bermejón y canela, caña quemada. Sobre la hierba han caído palabras negras que intento cazar con mi rastrillo para recolectar hojas, idiomas mascullados y regurgitados por mandíbulas de seres conocidos. Tracj , ssccaass y . Seguimos adelante buscando a la mujer, que camina jugando con un cuchillo. Aparecen globos de diálogo que encierran las otras, las rosas, que inesperadamente picotean el perímetro buscando re-limitar el territorio. Ellas todas, conocen el lugar, pero lo han olvidado en este momento. Eligen un sendero y se echan a andar. Un aire fresco y bbbsssbsbss estoy dentro de un paladar. Sobre mis pies, una mano. No reconozco el alfabeto. Parece emparchado con papeles de diario hebreo,. Cuelgan del dedo meñique cachos de tela cortajeada, restos de un funeral quizás. Pienso un posible plan para deglutir la meninge sin embargo reconozco que sólo debo dejarla pasar, y hasta acariciarme con ella un poquito.
Escribí “barra de hielo” sobre un árbol que crucé al pasar. Perdí a la araña.
El telón se ha abierto, y ha dejado atrás al campo seco. Queda él, entre estos tintes metálicos que sostienen los juguetes. Hay aviones, autitos, ojos de muñecas y muñecos con el pelo azul.
No puedo describir las muecas que mi cara hace, al tiempo en que mis costillas se hinchan y deshinchan de risa. Debí haber hecho un sonido muy agudo ya que se acercaron de repente las orugas. Me abroché el cinturón y saqué pasaje a la ribera, después volví a la casa. Estoy sentada mirando por la ventana. La estufa está prendida, y otra vez, vuelvo a pensar en la niñez.

2 comentarios:

  1. jajaja "me abroché el cinturón" jajajaja qué cualquiera!!! qué frase no tiene nada que ver y sin embargo está tan linda ahí

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