sábado, 4 de septiembre de 2010

Guerra de amor

Camino hasta la puerta y la empujo. Me rio y abro un poco los párpados. Todos se ven desde acá abajo. Mis uñas del pie se clavan en el suelo, me quedan el barro y la arena. Es de noche porque siento una brisa en la nariz y el flequillo me acaricia la boca, en ella el mar. Caminan descalzos hacia la orilla un señor y su hijo con un termo en la mano, muchas señoras llevan la reposera y escucho seco, todos secos y empapados de polvo en la oreja. Si no me dejan escaparme sola, mejor, porque estoy escondida entre las piernas de estas personas que caminan. Arriba es bien alto y tan alto tan alto tan alto, tan azul. Arriba de una roca amarilla una mamá le está separando el pelo a una nena. No sé decir lo que hacen, pero eso es lo que hacen.
No hay necesidad de una palabra, los olores están jugados, el mar acompaña el silencio, y todos siguen caminando. Si me tiro a dormir acá puedo escuchar lo que hay debajo de la arena. Mi hermano siempre propone cavar un pozo, así se llega hasta el agua, los dos emprendemos la tarea, y somos tan aplicaditos, tan rigurosos en la forma del túnel, en moldear los bordes…nos ponemos tan nerviosos cuando un poquito se derrumba. Ahí nomás tomamos las sobras y armamos un puente. Cuando todo está barroso él decide que lo mejor es armar las bautizadas “albóndigas” y me tira sin parar unas bolas hechas con arena mojada y empanadas como una milanesa. Yo siento rocas y piedras en la espalda, en la cola, en el pecho. Corro y armo las mías siempre menos duras que las de él, pero más, siempre las mías son más. Nos agarramos con toda la bronca, porque sí, porque la vida es esto pienso, y parece que va a ganar el rey…ahora las piernas se reinventan, son fortalezas. También las reposeras y los arbustos. Se me clavan todos los pinches posibles en el pie y me pongo a llorar con más bronca todavía, y todo es una lluvia de albóndigas enfurecidas y las palabritas que nos hacemos volar son sucias, y nos hacemos los malos, y hasta nos atrevemos a escupirnos, y vos que lo practicas a menudo con tus compañeritos, lo sacás con moco, y yo me muero de rabia y quisiera acumular todo el moco del planeta, reventar mis pulmones y ponértelo en plena cara, en el medio de la boca. Ni te acerques. No me hagas cosquillas porque me hago pis. Te pellizco. ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! Me metes arena en los ojos porque ahora ya te atreviste a bañarme con la seca y hundís tus puños hasta la muñeca para agarrar más arena y yo no me voy a dejar vencer, ahora va a ir toda directo a los ojos y a la boca. Ahora agarro con el baldecito, mirá, la revoleo con el rastrillo jajajajajajaja y vos estás más enojado que nunca ajajjaja porque te puedo ganar eh!
Estoy contenta, me parece que tiene que terminar, y me voy corriendo al agua, a darme mis placeres más íntimos. A sentir el frío del agua en la malla apenas voy entrando muy lentamente..hasta las rodillas, y camino más, y más despacio, ahora hago que todo dure mucho tiempo porque me encanta tanto sentir el frío y las olas que me sorprenden subiendo el nivel del agua un poco más y ay ay ay me quedo ahí, respiro entrecortadamente, la piel ya es de la gallina más picarona y todo se vuelve azul, verde, sirena, lunas y cielos, estrellas violetas... Con los ojos cerrados, me zambullo completamente en el mar.







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