sábado, 1 de mayo de 2010

1MAYO

No sordos, señor. Cansados de levantar toda esta carne cruda. Los chinchulines reventados. Dispuestos a coser si usted manda, los gajos al reloj. Disimularemos las horas marcadas en la espalda. No quisimos ser vaca.
Don Juan disfruta de ese nosequé que le viene el sábado a la tarde, una melancolía, una sola, y nos habla de dos o tres tipos que abrieron la boca y los dejaron salir. A los pájaros señor. Todos salieron en una bocanada de aire ardiente, nos dice y a mí esta parte me encanta, pero en lo que tarda un hombre en soñar, a golpes los hicieron callar. Que los han apretujado hacia las encías, allí les han quebrado sus huesos primero, y después han clavado sus plumas en el centro de la lengua de estos hombres.
Cada sábado en el taller, mate que mate, me pierdo en el relato. Entre el humo de la plancha me voy ... como si caminara por la ventana amarilla y los sonidos de las máquinas me llevaran a San Miguel, a la pollera de mi abuela. Y no logro escuchar qué ha pasado después de las plumas..Don Juan sigue hablando .. suena como la tele .. siento una bocanada ardiente en la nariz.

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