viernes, 2 de abril de 2010

Islas Malvinas


Soy antipatriota, antifronteras, antiargenta, pero amo la cultura que salpica cada parte de la tierra, las raíces de los árboles, los apellidos, la música lugareña, las comidas, los dialectos, los idiomas, las costumbres, las anticostumbres de un lugar, el arte, los caminos, los errores, la diferencia, todos esos mundos que nacen y vuelven a nacer en los que llaman: países.
Me cago en los hijos de puta, de intereses estrafalarios y suicidas, que mandaron a la guerra a personas como vos. En los mecanismos de patriotismo falso, en la incapacidad de coherencia que permite comenzar una guerra.
Y pienso, que no solo esas islitas del sur nos duelen por expropiadas. Las Malvinas están en cualquier provincia del interior donde hay una mina, empresas extranjeras, hectáreas vendidas. Acá, donde no sabemos distinguir entre una cosa y otra. Las sentimos cuando nos meten el dedito y cedemos el espacio. Acá en los ojos de los pibes que duele mirar, y uno piensa ( dolor insensato) .
Las Malvinas ya no son islas. Malvinas podríamos llamarle a toda el agua que nos queda alrededor de lo que algunas veces sentimos como propio.

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